Aunque no lo creamos y pensemos que es al revés, atraemos la riqueza y las oportunidades por el mero hecho de cuidarnos bien a nosotros mismos. En la medida que te dedicas más tiempo a ti y a tus cuidados personales, comienzas a creer que mereces algo mejor. Cuando nos encontramos a gusto con nuestra condición y nuestro cuerpo lo proyectamos al exterior y la gente de alrededor lo percibe. La manera en que nos comportamos con el medio que nos rodea es un reflejo de la relación que mantenemos con nuestro propio cuerpo.
Cuando hablamos con alguien sólo una pequeña parte de la información que obtenemos de esa persona procede de sus palabras. Los investigadores han estimado que entre un 60 y un 70% de lo que comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje no verbal; es decir, gestos, apariencia, postura, mirada y expresión. Y en función del concepto que tengamos de nosotros mismos, lo manifestaremos al exterior de una manera u otra. Probablemente todos conozcamos el caso de personas que nada más verlas, sabemos que son seguras, exitosas, arrogantes, introvertidas o inseguras. El lenguaje no verbal y su cuerpo hablan por él. En función de cómo nos valoremos lo proyectaremos al exterior. La persona que sufre de una baja autoestima lo transmite en su manera de hablar, de mirar, de relacionarse con los demás; la chica que vive acomplejada porque sus pechos son excesivamente grandes para su altura lo descubre con sus andares, la mirada baja y su postura encorvada…
Algo que a la mayoría de personas preocupa hoy en día es el cuidado de la imagen personal y la apariencia física. La imagen es un elemento clave de nuestra identidad, así como su expresión visual. Para sentirnos bien con nuestro aspecto, debemos sentir también que nos mostramos tal como somos y no fingir que somos alguien diferente. Por eso es tan importante y de vital importancia aceptarse a uno mismo.
Por otra parte, el entorno en el que vives ejerce un enorme impacto sobre tu psique, de hecho, es el reflejo de tu estado mental. Rodéate de cosas que te gustan y te llenan. Olvídate de los “debería” que la sociedad impone (estar delgada, hacer gimnasio todos los días, estar siempre arreglada y perfecta, o ser un “macho alfa” musculoso y fuerte…). ¿Qué es lo que más te gusta hacer? El objetivo es lograr que tu entorno sea un reflejo de tu persona. Merece la pena poner tu casa o tu dormitorio en condiciones, porque eso aumentará tu energía.
Otro aspecto que preocupa en exceso son las imperfecciones del cuerpo. Tu cuerpo refleja tu identidad y si te molesta parte de él, no podrás estar con otras personas como a ti te gustaría. Si existe algo de él que te molesta, intenta arreglarlo en la medida de lo posible. Eso sí, si tienes problemas con tu cuerpo y buscas un cuerpo diez, olvídalo. Intenta suprimir esas imperfecciones que te incomodan pero no te obsesiones con ello. Hay cosas inevitables que no podemos cambiar, como el metabolismo, la constitución, el tipo de músculo… Todo lo que hagas para sentirte mejor hará que tu atractivo sea mayor para el mundo y te ayudará a lograr aquello que te propongas.
Mantenerte activo es un remedio extraordinario para favorecer emociones positivas. Si eres una persona perezosa que te cuesta ponerte en marcha, esto te servirá. Lo realmente importante en este punto es conseguir ayuda para vencer la inercia inicial a la que todos tendemos. La definición técnica de inercia es: “la propiedad de la materia de mantenerse en estado de reposo o de movimiento a no ser que actúe sobre ella una fuerza externa”. Es decir, que los cuerpos en reposo tienden a mantenerse en ese estado debido a la inercia, que es una fuerza muy poderosa. El impulso hace que los cuerpos se muevan. Esto explica porqué te resulta tan difícil levantarte del sofá (la inercia te mantiene ahí) para ir al gimnasio, sin embargo, una vez en el gimnasio, no te importa seguir allí más tiempo, ¿no es así? De modo que la clave está en encontrar esa fuerza que te impulse a moverte. Cualquier fuerza externa lo conseguirá. Convence a tus amigos a ir contigo a hacer ejercicio o haz compañeros de entrenamiento en el gimnasio.
Pero para poder invertir en uno mismo, primero es importante ponerse a uno en primer lugar. Esto te puede resultar un poco egoísta y egocéntrico; y de hecho es verdad si con el egoísmo dañas a los demás. Sin embargo, también es cierto que para para poder ayudar a los demás y atraer el éxito, previamente hemos de ocuparnos de nosotros mismos. Curiosamente, cuando decides que tú eres lo primero, sucede que los demás te aprecian más y se acercan más a ti que antes.
Por último, ¡no te desgastes! Si no te tomas un día a la semana completamente libre, con el tiempo, te desgastarás. Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan un día de descanso; no sólo te lo mereces, sino que también lo necesitas para sentirte bien. Cuando nos duele algo o el cuerpo no está bien, cuando estamos cansados o estresados, estamos irritables, tirantes e irascibles con los demás, de tal manera que no socializamos de la misma manera que si estamos descansados y tranquilos. Una forma de sentirse bien es, por ejemplo, tomarse un baño. Cuando termines estarás en un estado de total relajación. Las sales (la sal) tienen la propiedad de eliminar la energía negativa que absorbemos de los demás. Inténtalo.
Y recuerda, lo que trasmitimos al mundo exterior es el reflejo de la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos. Cuídate y mímate un poco más de lo que haces habitualmente y verás los cambios que vas a notar en todos los aspectos. Hazme caso.
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