Hace poco me contaron una curiosa anécdota que me hizo reflexionar sobre un tipo de terapia que en los últimos años no para de sumar seguidores: La Risoterapia.
La anécdota comienza con un conductor de autobús. Si alguna vez habéis hecho uso de este servicio estaréis de acuerdo conmigo en la frialdad que caracteriza a las personas a la hora de subirse al autobús.
La mayoría se limita a pasar su tarjeta por la máquina, o a comprar su ticket sin siquiera saludar, absortos en sus pensamientos y haciendo caso omiso del resto de gente a su alrededor. En esta ocasión nada indicaba que fuese a ser diferente. Pero nada más lejos de la realidad, tan pronto puse un pie dentro del vehículo, el conductor me saludó feliz y sonriente, y no sólo a mí, este autobusero tomó la decisión de saludar a toda persona que se subiera, ofreciéndole la más cálida y amable de sus sonrisas. Pero sonrisas de las de verdad. Daba igual si aquel día había pasado una mala noche, o había discutido con su mujer o si tenía dolor de cabeza: la gente que subiera a su autobús no tenía por qué pagar las consecuencias de su “mal día”, y tomó la decisión de sonreír siempre a cada uno de los viajantes.
Curiosamente algo sucedió a partir de aquellas sonrisas. Uno de esos fenómenos que si nos los ves no te los terminas de creer. El conductor pudo comprobar que cuando daba los buenos días sonriendo a cada una de las personas que subía al autobús, éstas cambiaban su actitud y se contagiaban de su alegría. Así un pasajero, y otro, y otro…hasta que prácticamente todos los viajantes que se hallaban en el bus terminaron con una sonrisa en los labios. Ahora ya no había malas caras, ni indiferencia…la gente se miraba más a los ojos e interactuaba entre sí. ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo es posible que las personas que entraron a priori serias e indiferentes acabaran sonriendo, alegres, y contentos? ¿Qué factor diferenciador había en aquella situación?
Como habrás deducido la respuesta reside en la sonrisa y el buen humor del conductor.
El buen humor, la alegría y la risa son contagiosos. ¿Pero por qué la gente se ríe tan poco, siendo algo tan fácil y que uno disfruta tanto? Porque no se dan el permiso de hacerlo.
La risa tiene muchos beneficios. Cuando nos reímos, utilizamos 400 músculos, se ensanchan los pulmones y se oxigenan los tejidos.
Algunos de los motivos por los que es bueno reírse son los siguientes:
– 5 minutos de risa equivalen a 45 de ejercicios aeróbicos.
– Alivia síntomas de depresión y ansiedad.
– Hace parecer más joven.
– Reduce el ronquido.
– Mejora las relaciones interpersonales y las aumenta.
– Mejora la autoestima, da sensación de bienestar y fortalece el sistema inmunológico.
– Es un calmante natural del dolor por la liberación de endorfinas (sustancias distribuidas en el sistema nervioso, que juegan un papel muy importante a la hora de aliviar el dolor y generar sensación de bienestar).
– Aumenta la estamina (aguante, fuerza y vitalidad) en los atletas.
Y además la risa también nos ayuda cuando nos enfrentamos a una situación difícil. Reírse puede proporcionar una liberación de los sentimientos intensos. Con la risa los músculos se relajan y su trabajo se hace más eficiente. Esto permite una mejor irrigación sanguínea y ayuda a eliminar los puntos de tensión que se suelen acumular en el cuello y en la espalda.
Reír cura problemas como la depresión, la angustia, la falta de autoestima y el insomnio, así como los problemas de relación. Cuando reímos se mueve el diafragma, y los pulmones mueven doce litros de aire, en vez de los seis habituales, lo que mejora la respiración. Asimismo, se fortalece el corazón, se facilita la digestión al hacer vibrar el hígado, se evita el estreñimiento, mejora la eliminación de la bilis y se estimula el bazo, baja la hipertensión aumentando el riego sanguíneo, y se tonifican los músculos que hay en el rostro, porque una carcajada continuada activa casi la totalidad de ellos. Además, las carcajadas generan una sana fatiga que elimina el insomnio.
Estudios realizados han corroborado que existe una base científica biológica que sustenta estas teorías. Cuando reímos el cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas. Éstas, específicamente las encefalinas, tienen la capacidad de aliviar el dolor. Pero desempeñan además otras funciones entre las que destaca un papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende algo tan sencillo como estar bien o estar mal. Las endorfinas provocan un estado de euforia que es una sensación de felicidad, o lo que es igual a un flujo correcto de endorfinas en nuestro cuerpo.
¿Por qué el masaje es tan curativo? o ¿por qué las caricias son tan placenteras? Pues, sencillamente, porque ambos estimulan la segregación de endorfinas, así que cada vez que experimentamos placer, cuando sentimos estados de euforia y felicidad o cuando nos invade la particular sensación de disfrute que provoca la música, la poesía, el arte o la naturaleza, están en juego las endorfinas. También ocurre lo mismo en el deporte, cuando se logra pasar a un competidor durante una carrera justo antes de llegar a la meta, o al batir un récord, el cuerpo segrega endorfinas y por ende la persona se siente eufórica.
Lo mejor de todo es que para segregar endorfinas no es necesario batir un récord del mundo, solo hay que reír, estar de buen humor… y eso es fácil, solamente hace falta decidirse.
Comprendiendo el poder curativo que poseen la risa y el buen humor, no es de extrañar que la Risoterapia gane cada vez más adeptos. En estos talleres se utilizan técnicas que ayudan a liberar las tensiones del cuerpo y así poder llegar a la carcajada con el fin de eliminar bloqueos emocionales, físicos, mentales, sexuales, etc. Se crea espacio para uno mismo, vivir en el aquí y ahora, estar en el presente, ya que cuando reímos es imposible pensar.
Después de una sesión de Risoterapia, es inevitable sentirse pleno, tierno, armonioso, alegre y vital repleto de sentimientos positivos. Parece mentira cómo un método tan sencillo como es la risa puede aportarnos tanto…La risa es magia, es la mejor medicina…
Ten presente lo siguiente: Si te ríes mucho se te arruga el rostro, si no te ríes se te arruga el alma.
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