El suicido ha sido la principal causa de muerte externa en 2020. La Organización Mundial de la Salud (OMS), alertaba ya en 2019: “cada 40 segundos alguien se suicida”. Las enfermedades mentales pueden causar tanto sufrimiento e incapacidad como una enfermedad física. El silencio mata, se estigmatiza la salud mental, pero se lamentan los suicidios. El suicido es una pandemia silenciosa que cada año se lleva cerca de 700.000 personas. A esto debemos sumar que, por cada suicidio consumado, hay muchas tentativas de suicidio. En la población general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante.
En la actualidad, el foco mediático “trending topic” puede ser tan favorecedor como destructivo. Ahora mismo, la salud mental se encuentra en dicho foco, donde todo el mundo es suficientemente experto como para poder opinar. Pero tan grave es hacer un comentario destructivo desde el desconocimiento, cómo hacer viral que ese comentario tiene nombre y apellidos. Porque pasados unos días, hay amnesia colectiva pero las secuelas pueden ser irreversibles.
Desde hace unos días, la eutanasia psiquiátrica en España se ha aprobado en el congreso de los diputados a la espera de tramitación definitiva del senado. Abrir la puerta a la eutanasia facilita la devaluación del valor de la vida, la cual es un derecho humano. Pero se debe de luchar por preservarla libre de sufrimiento y no por eliminarla. Hay situaciones tan traumáticas y dolorosas en las que es inevitable que siga habiendo algunas personas que pidan ese tipo de ayuda. Pero debería de haber los suficientes recursos públicos para que las personas tengan las suficientes herramientas y el suficiente acompañamiento para reconducir ese dolor.
El suicidio siempre viene acompañado de dolor, de hundimiento emocional, y de sufrimiento. Nunca es un acto llevado a cabo de forma tranquila, y tampoco suele ser un acto realizado de forma impulsiva. Es una sensación de impotencia, fracaso, y derrota lo que mueve a estas personas a dar este paso como medio para solucionar el sentimiento de desesperación y dolor por su propia existencia. Los diagnósticos más comunes suelen ser la depresión mayor y los trastornos de personalidad, pero hay muchos otros en los que están enmascarados. Así que la mejor arma que hay actualmente en este tipo de situaciones, es la atención precoz y dejar de pensar que “tener estabilidad emocional”, es como si fuese llegar a una meta. Y es que la estabilidad emocional se parece mucho más a regularse después de desregularse, que a no desregularse nunca.
Para atender el suicidio de forma precoz es importante entender que existen señales de alerta a las que debemos prestar atención. Estas demandas de ayuda pueden ser de tipo verbal o no.
Las señales verbales serían comentarios negativos sobre la propia persona o sobre su vida: “No valgo para nada”, “Mi vida no tiene sentido”, “Estoy cansado/a de luchar”. También se contemplan los comentarios negativos sobre el futuro “Las cosas no mejorarán nunca” o comentarios relacionados con el propio acto suicida “No vale la pena seguir viviendo”, “Quiero descansar”.
Las señales no verbales las observamos en los cambios bruscos de conducta con aumento significativo de la irascibilidad o irritabilidad; aumento del consumo de bebidas alcohólicas con frecuencia inusual; aparición de daños físicos en el cuerpo; período de calma después de un período de gran agitación o la preparación de documentos como el testamento.
Las recomendaciones que se pueden seguir para prevenir conductas suicidas y darle la atención psicológica y emocional necesarias son las siguientes:
Para poder comprender más profundamente el suicidio hay que desmontar previamente algunos mitos que se han ido construyendo socialmente, y que nos alejan de una idea real sobre este. Esto permitirá que la población pueda empatizar con estas personas y ayudar a prevenir estas conductas.
Preguntar y hablar con la persona sobre los pensamientos suicidas que pueda tener ayuda a la disminución del riesgo de cometer el acto.
En la mayoría de los casos de personas que han cometido un acto suicida, estas habían expresado previamente su intención de hacerlo. Muchas de las personas lo expresan claramente y otras dejan entrever la intención de acabar con su vida.
Todas las personas somos diferentes y cada uno tiene una manera de interpretar los problemas o situaciones de la vida. El suicidio es multicausal.
Algunos teléfonos de contacto y asociaciones de interés donde pedir ayuda o más información:
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